jueves, 28 de febrero de 2019

 Ecli 5, 1-8


Lectura del libro del Eclesiástico.
No te fíes de tus riquezas ni digas: “Con esto me basta”. No dejes que tu deseo y tu fuerza te lleven a obrar según tus caprichos. No digas: “¿Quién podrá dominarme?”, porque el Señor da a cada uno su merecido. No digas: “Pequé, ¿y qué me sucedió?”, porque el Señor es paciente. No estés tan seguro del perdón, mientras cometes un pecado tras otro. No digas: “Su compasión es grande; él perdonará la multitud de mis pecados”, porque en él está la misericordia, pero también la ira, y su indignación recae sobre los pecadores. No tardes en volver al Señor, dejando pasar un día tras otro, porque la ira del Señor irrumpirá súbitamente y perecerás en el momento del castigo. No te fíes de las riquezas adquiridas injustamente: de nada te servirán en el día de la desgracia.
Palabra de Dios.

Comentario


¡Qué error crearnos falsas seguridades! Buscamos fuerza en cosas efímeras, en lugar de mantener nuestra vida sustentada en Dios. Esto también es la sabiduría: tener discernimiento para no vanagloriarnos de nuestra posición, y por el contrario, crecer en la actitud de total confianza en lo que Dios va a hacer en nuestra vida. Basta con que lo dejemos.

miércoles, 27 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 9, 38-40


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Juan le dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que expul­saba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros”. Pero Jesús les dijo: “No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros”.
Palabra del Señor.

Comentario


Hace unos días leíamos el episodio en que los discípulos no pudieron expulsar un demonio. Y ahora vemos que se encuentran con alguien que logra expulsar los demonios en el nombre de Jesús, ¡y se lo quieren impedir! No caigamos en esta mezquindad de creernos dueños del nombre de Jesús o de su poder. Y además, no pongamos barreras a quienes hacen el bien.

martes, 26 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 9, 30-37


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”. Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: “¿De qué hablaban en el camino?”. Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: “El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquel que me ha enviado”.
Palabra del Señor.

Comentario


¡Cuántas cosas que no entendemos sobre el Reino de Dios! No entendemos por qué el sufrimiento, discutimos y peleamos entre nosotros a ver quién es más importante, nos falta orar con fe, y tantas otras actitudes que tenemos hoy y que tuvieron los discípulos en aquel tiempo. Aún así Jesús nos sigue enseñando, para que podamos ver con claridad.

lunes, 25 de febrero de 2019

 Ecli 1, 1-10


Lectura del libro del Eclesiástico.
Toda sabiduría viene del Señor, y está con él para siempre. ¿Quién puede contar la arena de los mares, las gotas de la lluvia y los días de la eternidad? ¿Quién puede medir la altura del cielo, la extensión de la tierra, el abismo y la sabiduría? Antes que todas las cosas fue creada la sabiduría, y la inteligencia previsora desde toda la eternidad. El manantial de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas, y sus canales son los mandamientos eternos. ¿A quién fue revelada la raíz de la sabiduría y quién conoció sus secretos designios? ¿A quién se le manifestó la ciencia de la sabiduría y quién comprendió la diversidad de sus caminos? Sólo uno es sabio, temible en extremo: el Señor, que está sentado en su trono. Él mismo la creó, la vio y la midió, y la derramó sobre todas sus obras: la dio a todos los hombres, según su generosidad, y la infundió abundantemente en aquellos que lo aman.
Palabra de Dios.

Comentario


¡Somos tan pequeños cuando nos hallamos ante la inmensidad de la sabiduría creadora de Dios! Y sin embargo, nuestra pequeñez está hecha para participar de esa grandeza. En un don generoso y vivificante, Dios nos da su sabiduría para que podamos saborear todo lo bueno de esta existencia terrenal.

domingo, 24 de febrero de 2019

Sam 26, 2. 7-9. 12-14. 22-23


Lectura del primer libro de Samuel.
Saúl bajó al desierto de Zif con tres mil hombres, lo más selecto de Israel, para buscar a David en el desierto. David y Abisai llegaron de noche, mientras Saúl estaba acostado, durmiendo en el centro del campamento. Su lanza estaba clavada en tierra, a su cabecera, y Abner y la tropa estaban acostados alrededor de él. Abisai dijo a David: “Dios ha puesto a tu enemigo en tus manos. Déjame clavarlo en tierra con la lanza, de una sola vez; no tendré que repetir el golpe”. Pero David replicó a Abisai: “¡No, no lo mates! ¿Quién podría atentar impunemente contra el ungido del Señor?”. David tomó la lanza y el jarro de agua que estaban a la cabecera de Saúl, y se fueron. Nadie vio ni se dio cuenta de nada, ni se despertó nadie, porque estaban todos dormidos: un profundo sueño, enviado por el Señor, había caído sobre ellos. Luego David cruzó al otro lado y se puso en la cima del monte, a lo lejos, de manera que había un gran espacio entre ellos, y empezó a gritar a la tropa y al rey Saúl: “¡Aquí está la lanza del rey! Que cruce uno de los muchachos y la recoja. El Señor le pagará a cada uno según su justicia y su lealtad. Porque hoy el Señor te entregó en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor”.
Palabra de Dios.

Comentario


David no atentó contra Saúl porque era el ungido de Dios. Así reconoció un orden superior, por encima de los celos, envidias y odios terrenales. No fue por motivos humanos, sino por su fe en Dios que David no atentó contra la vida de quien en ese momento era su enemigo.

sábado, 23 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 9, 2-13


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”. Y le hicieron esta pregunta: “¿Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?”. Jesús les respondió: “Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado? Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que quisieron, como estaba escrito”.
Palabra del Señor.

Comentario


Elías –cuyo nombre significa: “Mi Dios es Yavé”– fue el gran profeta que se mantuvo fiel a Dios y por esto fue combatido por los reyes de su tiempo. Juan Bautista, como Elías, fue un profeta valiente, y murió por orden de Herodes. Por eso dice Jesús: “Elías ya ha venido”, porque en Juan Bautista se ve el espíritu profético de Elías. El profeta ya cumplió su misión, ahora es el tiempo de escuchar al Hijo querido.

viernes, 22 de febrero de 2019

Evangelio     Mt 16, 13-19


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes –les preguntó–, ¿quién dicen que soy?”. Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.
Palabra del Señor.

Comentario


Hay un doble reconocimiento entre Jesús y Simón. Simón proclama a Jesús como Mesías e Hijo de Dios. Y Jesús designa a Simón como Pedro, bienaventurado porque ha recibido la revelación. Este conocimiento mutuo establece un vínculo sólido y estable. Y todos los que proclamamos a Jesús como Mesías entramos en esa relación.

jueves, 21 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 8, 27-33


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Ellos le respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”. Entonces él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro respondió: “Tú eres el Mesías”. Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
Palabra del Señor.

Comentario

Los discípulos están en proceso de llegar a ver. Pedro dice: “Tú eres el Mesías” pero no puede aceptar que este Mesías sea rechazado y condenado a muerte. Pedro y los demás aún deben clarificar su mirada, dejando las falsas expectativas que se habían hecho sobre la salvación, y aceptando a Jesús tal cual es.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 8, 22-26


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Cuando Jesús y sus discípulos, llegaron a Betsaida, le trajeron un ciego a Jesús y le rogaban que lo tocara. Él tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: “¿Ves algo?”. El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: “Veo hombres, como si fueran árboles que caminan”. Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó sano y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a su casa, diciéndole. “Ni siquiera entres en el pueblo”.
Palabra del Señor.

Comentario


Este ciego va obteniendo la vista paso a paso, en un proceso. Tal vez él mismo es un signo de lo que van transitando los discípulos, desde su mente enceguecida hasta llegar a descubrir quién es realmente Jesús. Poder “ver todo con claridad” incluye también reconocer los signos del Reino de Dios que Jesús está realizando.

martes, 19 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 8, 13-21


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús volvió a embarcarse hacia la otra orilla del lago. Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les hacía esta recomendación: “Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”. Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan. Jesús se dio cuenta y les dijo: “¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?”. Ellos le respondieron: “Doce”. “Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?”. Ellos le respondieron: “Siete”. Entonces Jesús les dijo: “¿Todavía no comprenden?”.
Palabra del Señor.

Comentario


Los fariseos no entendían a Jesús, y los discípulos tampoco captaban el sentido de los signos obrados por él. Se inquietaban por tener un solo pan, y discutían entre ellos. Aún no podían entender lo que significa ir con Jesús en la barca: nada faltará estando él.

lunes, 18 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 8, 11-13


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con Jesús; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Jesús, suspirando profundamente, dijo: “¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo”. Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús estuvo sanando enfermos y repartiendo panes y pescados. Pero para algunos esto no fue suficiente, y pidieron un signo. ¿Qué tipo de signo esperarían, como para que no les significara lo suficiente el ministerio de Jesús? El reproche del Maestro es también una advertencia para nosotros. ¿Sabemos ver los signos que constantemente Dios pone en nuestra vida?

domingo, 17 de febrero de 2019

Jer 17, 5-8


Lectura del libro de Jeremías.
Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor! Él es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita. ¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza! Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto.
Palabra de Dios.

Comentario


El profeta no nos dice que estaremos exentos de momentos difíciles; estos momentos vendrán, como vienen al árbol el calor o la sequía. Pero afirma la condición de quien enraiza su vida en Dios: siempre crece. Esta es la actitud de los pobres de Yavé, que no sustentan su vida en falsas seguridades sino en el amor de Dios que sostiene la existencia.

sábado, 16 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 8, 1-10


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos”. Los discípulos le preguntaron: “¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?”. Él les dijo: “¿Cuántos panes tienen ustedes?”. Ellos respondieron: “Siete”. Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud. Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran. Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió. En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
Palabra del Señor.

Comentario


Esta segunda multiplicación de los panes, realizada en la orilla pagana del lago de Galilea, está motivada por el hambre de la multitud. Jesús sabe cuánto tiempo hace que están con él, y conoce esta necesidad concreta y material. Los discípulos deben encargarse de distribuir el pan y los pescados para que todos queden saciados. Porque no podemos ser discípulos de Jesús y permanecer indiferentes ante el hambre del hermano.

viernes, 15 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 7, 31-37


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: “Efatá”, que significa: “Ábrete”. Y en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús destraba y abre. Todas nuestras falencias y bloqueos ceden ante su presencia. Es hora de ponernos ante él, como este sordomudo, y dejarlo obrar. Jesús toca, transmite y sana. Y nuestra vida resulta renovada.

jueves, 14 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 7, 24-30


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto. En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies. Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio. Él le respondió: “Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros”. Pero ella le respondió: “Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos”. Entonces él le dijo: “A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija”. Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.
Palabra del Señor.

Comentario

A veces queremos monopolizar a Dios y llevarlo hacia nosotros, pensando que es nuestro. Sin embargo, debemos repetirlo siempre, Dios es de todos, Jesús es de todos. Esta mujer lo entendió, ¿nosotros llegamos a descubrirlo?

miércoles, 13 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 7, 14-23


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús, llamando a la gente, les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!”. Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola. Él les dijo: “¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?”. Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: “Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús está explicando la situación que veíamos en la lectura del día de ayer. No es importante si nuestras manos permiten que ingresen impurezas a nuestro cuerpo, sino que debemos preocuparnos por aquello que sale de nuestro corazón, es decir, nuestras palabras, nuestras acciones y nuestros proyectos.

viernes, 1 de febrero de 2019

Evangelio     Mc 4, 26-34


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús decía a sus discípulos: “El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha”. También decía: “¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra”. Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Palabra del Señor.

Comentario


Estas parábolas nos hablan “del crecimiento”. Una de ellas pone su mirada en lo oculto y misterioso que tiene el crecimiento de una semilla, y la otra en la fuerza y grandeza a la que puede llegar una semilla cuando se demuestra su verdadera identidad. Así es el Reino: no tenemos idea cómo, cuándo ni dónde crece. A veces pensamos que nada está creciendo, y sin embargo puede ser que de modo oculto esté desplegando toda su fuerza y potencia. Lo importante es, entonces, no dejar de comprometerse por el Reino a pesar de no ver los frutos del trabajo.