jueves, 30 de abril de 2020


Juan 6; 45 – 51
“Nadie puede venir a mi si no lo atrae el PADRE que me envió. Y YO lo resucitare en el último día. Esta escrito en lo profetas: serán todos enseñados por DIOS, y es así como viene a i toda persona que ha escuchado al PADRE y ha recibido su enseñanza. Pues por supuesto que nadie a ha visto al PADRE, solo aquel quien ha venido de DIOS ha visto al PADRE. En verdad les digo: el que cree tiene vida eterna.
YO soy el pan de vida. Sus antepasados comieron mana en el desierto pero murieron; aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran.
YO soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá siempre. El pan que YO daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo”.
Palabra del Señor

miércoles, 29 de abril de 2020


Juan 6; 35 – 40
JESÚS les dijo: “YO soy el pan de vida. El que viene a mi nunca tendrá hambre y el que cree en mi nunca tendrá sed. Sin embargo, como ya les dije, ustedes se niegan a creer después de haber visto. Todo lo que el PADRE me ha dado vendrá a mi, y YO no rechazare al que venga a mi, porque YO he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sin la voluntad del que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que YO no pierda nada de lo que ÉL me ha dado, sino que lo resucite en el ultimo día.”
Palabra del Señor

martes, 28 de abril de 2020


Juan 6; 30 – 35
Le dijeron: ¿Qué puedes hacer? ¿Qué señal milagrosas haces tu? ¿Cuál es tu obra? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, según dice la Escritura: “Se les dio de comer pan del cielo.”
JESÚS contesto: “En verdad les digo. Bo fue Moisés el que les dio el pan del cielo. Es mi PADRE el que les da verdadero pan del cielo. El pan que DIOS da es aquel que baja del cielo y que da vida al mundo”. Ellos dijeron: SEÑOR, danos siempre de ese pan.
JESÚS les dijo: “YO soy el pan del vida. El que viene a mi nunca tendrá hambre y el que cree en mi nunca tendrá sed”.
Palabra del Señor

lunes, 27 de abril de 2020


Juan6; 22 – 29
Después que JESÚS había dado de comer a las de cinco mil hombres, la gente buscaba a JESÚS, ya que había visto que subía a una barca, pero solo se fueron en ella sus Discípulos. Se fueron a Tiberíades, no lo encontraron , luego fueron y lo encontraron en Cafarnaúm, le preguntaron: ¿Cuando has venido aquí? JESÚS les contestó: “en vedad, en verdad les digo, me buscan no porque han visto signos, sino porque comieron pan hasta saciarse, trabajen no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre, pues a este se lo ha dado el PADRE dios”. Ellos le preguntaron: Y ¿Qué tenemos que hacer para realizar la obra de DIOS? JESÚS les respondió: ”La obra de DIOS es esta: que crean en el que ÉL ha enviado”.
Palabra del Señor

domingo, 26 de abril de 2020


Lucas 24; 13 – 35
En aquel mismo día dos Discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, que estaba a doce kilómetro de Jerusalén. Iban conversado sobre todo lo que había ocurrido, JE´SUS en persona se les acerco y se puso a caminar con ellos. Pero algo impedía que pudieran reconocerlo. ÉL les dijo: “¿De que van discutiendo por el camino?”. Se detuvieron y parecían muy desanimados. Uno de ellos le contesto: ¿Eres tu el único peregrino que no sabe lo que ocurrió? Todo el asunto de nazareno. Algunas mujeres del grupo nos han inquietado, pues fueron muy de mañana al sepulcro y encontraron que estaba vacío Hablaron de una aparición de unos ángeles que decían que estaba vivo. Entonces ÉL les dijo: “¡que poco entiendes ustedes y que lento son sus corazones para creer todo lo que les anunciaron los profetas! ¿no tenía que ser así y que el Mesías padecería para entrar en su gloria?” al llagar al pueblo a donde iban JESÚS hizo como que seguiría de largo y ellos lo invitaron  a quedarse con ellos. Mientras estaba con ellos en la mesa, tomo el pan, pronunció la bendición, lo partió y se los dio. Entonces ellos se dijeron unos a otros: ¿no sentíamos arder nuestros corazones cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las escrituras? De inmediato volvieron a JERUSALÉN, donde encontraron reunidos a los once, y a los de su grupo y le contaron todo lo sucedido, y como lo reconocieron al partir el pan.
Palabra del Señor

sábado, 25 de abril de 2020

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,16-21):

AL oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron.
Pero él les dijo:
«Soy yo, no temáis».
Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio adonde iban.

Palabra del Señor

viernes, 24 de abril de 2020


Hecho de los Apóstoles 5; 34 -42
En aquellos días, un Fariseo llamado Ganaliel, doctos de la ley, respetado pr todo el pueblo, se levantó en el SanedrÍn, mandó que sacaran fuera un momento a los Apóstoles y dijo: Israelitas, piensen bien lo que van a hacer con estos hombres. Hace algún tiempo se levanto Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabo en nada.
Mas tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando tras si gente del pueblo, también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces. en el caso presente, les digo: no se metan con estos hombres, soltadlos, si su idea y su actividad son cosas de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de DIOS, no lograrán destruirlos, y se expondrían a pelear con DIOS.
Le dieron la razón, y habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron,  les prohibieron hablar en nombre de JESÚS, y los soltaron. Ellos, pues, salieron contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el tiempo y por las casas, anunciando la Buena Noticia acerca del mesías JESÚS.
Palabra de Dios


jueves, 23 de abril de 2020


Juan 3; 31 – 36
El que viene de los alto esta por encima de todos. el que viene de la tierra pertenece a la tierra y sus palabras son terrenales. El que viene del cielo, por mas que de testimonio de lo que allí ha visto y oído,  nadie acepta su testimonio. Pero aceptar su testimonio es reconocer que DIOS es veraz.
Aquel que DIOS ha enviado habla las palabras de DIOS, y da el Espíritu sin medidas, porque el PADRE ama al Hijo y ha puesto todas las cosas en sus manos. El que cree en el Hijo vive vida eterna; en cambio, el que no cree en el hijo tendrá que enfrentar el juicio de DIOS; nunca conocerá la vida.
Palabra del Señor


miércoles, 22 de abril de 2020


Juan 3; 16 – 21
Tanto amó DIOS al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que cree en ÉL no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque DIOS no envió a su hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por ÉL. El que cree en él no será juzgado, el que no cree ya esta juzgado, porque no ha creído en el Hijo único de DIOS.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas, pues todo el que obra mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra con la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según DIOS.
Palabra del Señor

martes, 21 de abril de 2020


Juan 3; 5 -7 – 15
En aquel tiempo, dijo JESÚS a Nicodemo: “Tienes que nacer de nuevo, el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de donde viene ni a donde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu”: Nicodemo preguntó: ¿Cómo puede suceder eso? JESÚS le contesto: “¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo; hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibes nuestro testimonio. Si les hablo de las cosas terrenas y no me creen, ¿cómo creerán si les habo9o de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que ha bajado del cielo, el Hijo del Hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en ÉL tenga vida eterna.”
Palabra del Señor

lunes, 20 de abril de 2020


Lectura del santo evangelio según san Juan (3,1-8):
Había un hombre del grupo de los Fariseos llamado Nicodemo, jefe Judío. Este fue a ver  JESÚS de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de parte de DIOS, como maestro, porque nadie puede hacer los signos que tu haces si DIOS no esta con él. JESÚS contestó: “En verdad, en verdad te digo, el que n nazca de nuevo no puede ver el Reino de DIOS”. Nicodemo le preguntó: ¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar al vientre de su madre y nacer? JESÚS le contesto: “En verdad, te digo, el que no nazca de agua y de espíritu no puede entrar en el Reino de DIOS. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del espíritu es espíritu. No te extrañes que te haya dicho: Tienes que nacer de nuevo, el viento sopla donde quieres y oyes su ruido, pero no sabemos de donde viene ni a donde va. Así es todo lo que ha nacido del Espíritu”.
Palabra del Señor

domingo, 19 de abril de 2020

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (2,42-47):

LOS hermanos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado, y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.
Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando.

Palabra de Dios

sábado, 18 de abril de 2020


Marcos 16; 9 – 15
JESÚS, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaba de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. Después se apareció a otros dos que iban caminando por el campo. También ellos fueron a anunciarlo a o los demás, pero no les creyeron. Por último, se apareció JESÚS a los once, cuando estaba a la mesa, y le llamo la atención por su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: “Vayan por el mundo entero proclamando el evangelio a toda la creación”.

viernes, 17 de abril de 2020

Hechos de los apóstoles (4,1-12):

EN aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, después de que el paralítico fuese sanado, se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos, indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de los muertos. Los apresaron y los metieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Muchos de los que habían oído el discurso creyeron; eran unos cinco mil hombres.
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, junto con el sumo sacerdote Más, y con Caifás y Alejandro, y los demás que eran familia de sumos sacerdotes, Hicieron comparecer en medio de ellos a Pedro y a Juan y se pusieron a interrogarlos:
«¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso vosotros?».
Entonces Pedro, lleno de Espíritu Santo, les dijo:
«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».

Palabra de Dios

jueves, 16 de abril de 2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,35-48):

EN aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu.
Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?».
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y les dijo:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra del Señor

miércoles, 15 de abril de 2020

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (3,1-10):

EN aquellos días, Pedro y Juan subían al tempo, a la oración de la hora nona, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se quedó mirándolo y le dijo:
«Míranos».
Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. Pero Pedro le dijo:
«No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y anda».
Y agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. Todo el pueblo lo vio andando y alabando a Dios, y, al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa del templo, quedaron estupefactos y desconcertados ante lo que le había sucedido.

Palabra de Dios

martes, 14 de abril de 2020

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (2,36-41):

EL día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?».
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.

Palabra de Dios

lunes, 13 de abril de 2020

Lectura del santo evangelio según san Mateo (28,8-15):

EN aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

Palabra del Señor

domingo, 12 de abril de 2020

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):

EN aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».

Palabra de Dios

viernes, 10 de abril de 2020

Lectura del libro de Isaías (52,13–53,12):

Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor. Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Palabra de Dios

jueves, 9 de abril de 2020

Éxodo (12.1-8.11-14):

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta al Señor, ley perpetua para todas las generaciones."»

Palabra de Dios

miércoles, 8 de abril de 2020

Lectura del santo evangelio segun san Mateo (26,14-25):

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
Él contestó: «ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.
Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?»
Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?»
Él respondió: «Tú lo has dicho.»

Palabra del Señor

martes, 7 de abril de 2020

Lectura del libro de Isaías (49,1-6):

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo:
- «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré».
Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor,el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolvise a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza:
- «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».

Palabra de Dios

lunes, 6 de abril de 2020

Evangelio      Jn 12, 1-11


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: “¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?”. Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella. Jesús le respondió: “Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre”. Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado. Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.
Palabra del Señor.

Comentario


María, anticipa lo que hará Jesús en la cena pocos días más tarde, se pone al servicio y lava los pies. Ella lo hace con perfume penetrante, que es bálsamo para los sufrimientos de Jesús y aroma fragante que impregna toda la casa. ¡Cuánto alivio para un sufriente si alguien se pone a sus pies y lo reconforta con un buen bálsamo! ¡Cuánta renovación para una casa-comunidad si alguien hace fluir el buen aroma del servicio amoroso que anima en todo!

domingo, 5 de abril de 2020

Lectura    Is 50, 4-7


Lectura del libro de Isaías.
El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo. El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.
Palabra de Dios.

Comentario

El servidor deposita toda su confianza en Dios. No responderá con la misma violencia recibida; no por cobardía, sino porque, como servidor de Dios y de los hombres, ha elegido otro camino, distinto al de los violentos. Su aparente debilidad es signo de la fortaleza que lo sostiene.


sábado, 4 de abril de 2020

Evangelio      Jn 11, 45-57


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: “¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación”. Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: “Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?”. No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y allí permaneció con sus discípulos. Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: “¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?”. Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo.
Palabra del Señor.

Comentario


Todas las lecturas de los evangelios de esta semana han ido mostrando cómo crece la oposición a Jesús y la decisión de matarlo. El evangelio nos adelanta algo del sentido que tendrá la muerte de Jesús: es una muerte con valor redentor, es una muerte que trae salvación. La cruz se alzará con una fuerza magnética, atrayendo y reuniendo. Porque desde la cruz Jesús nos congregará en la unidad.

viernes, 3 de abril de 2020

Evangelio      Jn 10, 31-42


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Los judíos tomaron piedras para apedrear a Jesús. Entonces Jesús dijo: “Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?”. Los judíos le respondieron: “No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios”. Jesús les respondió: “¿No está escrito en la Ley de ustedes: ‘Yo dije: Ustedes son dioses’? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra –y la Escritura no puede ser anulada– ¿cómo dicen: ‘Tú blasfemas’, a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: ‘Yo soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre”. Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan Bautista había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: “Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad”. Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Palabra del Señor.

Comentario


La cita de la Escritura a la que hace referencia Jesús dice: “Ustedes son dioses, todos ustedes, hijos del Altísimo” (Sal 82, 6). Si Dios mismo nos llama sus hijos, ¿por qué se sorprenden los que escuchan a Jesús? Tal vez no pueden soportar que, con tanta confianza y familiaridad, alguien llame Padre a Dios. O no pueden soportar que Dios quiera ser visto como un padre amoroso, no como un juez implacable. En lugar de aceptar esta revelación, traman matar a quien les trae esta noticia. Así es el rechazo del mundo al amor de Dios.

jueves, 2 de abril de 2020

Evangelio      Jn 8, 51-59


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los judíos: “Les aseguro que el que es fiel a mi palabra no morirá jamás”. Los judíos le dijeron: “Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra no morirá jamás’. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?”. Jesús respondió: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman ‘nuestro Dios’, y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: ‘No lo conozco’, sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”. Los judíos le dijeron: “Todavía no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?”. Jesús respondió: “Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, yo soy”. Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del templo.
Palabra del Señor.

Comentario


El episodio nos presenta uno de los tantos malentendidos que se dieron entre Jesús y sus contemporáneos. Mientras Jesús habla de la Vida, la Vida en plenitud, la que llega guardando la palabra, ellos siguen especulando desde cálculos humanos. Con esos criterios tan estrechos, la vida se pierde. Escuchemos el mandamiento de Jesús y vivamos fieles a su palabra para no morir jamás.

miércoles, 1 de abril de 2020

Evangelio      Jn 8, 31-42


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. Ellos le respondieron: “Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: ‘Ustedes serán libres’?”. Jesús les respondió: “Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto al Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre”. Ellos le replicaron: “Nuestro padre es Abraham”. Y Jesús les dijo: “Si ustedes fueran hijos de Abraham, obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre”. Ellos le dijeron: “Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios”. Jesús prosiguió: “Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús nos quiere libres, por eso nos trae la verdad de parte de Dios. Esa verdad confronta nuestra propia vida, para hacernos ver hasta dónde somos esclavos del pecado. Dejemos que Jesús, el enviado del Padre, derrame su luz y su verdad sobre nosotros.