Lucas
10; 21 – 24
Al regresar los setenta y dos discípulos de su
misión, JESUS se estremeció de gozo, y movido por el Espíritu Santo, y dijo:
“Te alabo, PADRE, SEÑOR del Cielo y la Tierra, porque, habiendo ocultado estas
cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los mas pequeños. Si, PADRE, porque así lo has querido. Todo me
ha sido dado por mi PADRE, y nadie sabe quien es el HIJO, sino el PADRE, como
nadie sabe quien es el PADRE, sino el HIJO y a quienes el HIJO
se lo quiera revelar” Después, volviéndose a los Discípulos, JESUS les
dijo a ellos solos: “¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les
digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo
vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.”
Palabra
del Señor.
Comentario
Jesús
se alegra ante la experiencia de ser reconocido como el enviado del Padre.
¿Seremos nosotros también motivo de la alegría de Jesús?
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