viernes, 27 de enero de 2017

Evangelio     Mc 4, 26-34

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús decía a sus discípulos: “El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha”. También decía: “¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra”. Y con muchas parábolas como éstas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Palabra del Señor.

Comentario


¡Cuántas veces nos desalentamos ante lo que parece ser un “fracaso apostólico”! Hasta podemos pensar: “¿Esto qué hacemos, tiene algún sentido?”. Dios hace crecer sus semillas en las noches, cuando no vemos nada. No ver no significa, entonces, que lo que hacemos no dé frutos. Debemos esperar, todo crecerá, aunque ahora no veamos siquiera sus brotes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario