miércoles, 13 de septiembre de 2017

Evangelio     Lc 6, 20-26

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: ¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! ¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas! Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!
Palabra del Señor.

Comentario


“El evangelista escribe en un ambiente donde existe el escándalo de las diferencias sociales. Los pobres pasan hambre y no tienen los medios para atender a las mínimas necesidades. Todos los hombres lloran ante la enfermedad, la muerte, el pecado... Las bienaventuranzas se aplican a esa situación: los pobres tienen que alegrarse porque Jesús viene a perdonar los pecados y ha vencido el dolor y la muerte. Al formar la comunidad de los cristianos, donde todo se tiene en común y se vive en la alegría del Espíritu, desaparece la pobreza y se secan todas las lágrimas. Así se comienza a caminar hacia la consumación del Reino, cuyas fronteras están más allá de los límites de esta vida” (Luis Rivas, Las Bienaventuranzas, Ed. Lumen).

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