sábado, 30 de noviembre de 2019

Evangelio      Mt 4, 18-22


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús llega hasta el ambiente de trabajo de estos hombres. Pasa por allí, mira y ahí mismo llama. Su llamado produce cambios grandes en el mundo familiar y laboral. Su llamado va formando un nuevo grupo: la comunidad de quienes se animan a seguirlo para empezar con él una nueva vida.

viernes, 29 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 21, 29-33


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús, hablando a sus discípulos acerca de su venida, les hizo esta comparación: Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro ár­bol. Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca. Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cum­pla todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús tenía una mirada atenta para descubrir las pequeñas manifestaciones de la vida. Para lograr eso hace falta detenerse y contemplar. Miremos cerca de nosotros y busquemos los brotes. El Reino de Dios se manifiesta en forma silenciosa pero decidida.

jueves, 28 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 21, 20-28


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida: Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. Los que estén en Judea que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad que se alejen; y los que estén en los campos que no vuelvan a ella. Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse. ¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.
Palabra del Señor.

Comentario


Los tristes y crueles acontecimientos que Jesús describe podrían movernos al temor o la desesperación. Jesús dice exactamente lo contrario: “¡Tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación!”. Así nos exhorta a transitar cada dolor como el camino hacia lo nuevo y lo definitivo. Es una actitud espiritual que, sin dudas, no es fácil, pero que podemos encaminar con la guía del Espíritu Santo.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 21, 10-19


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida: Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo. Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.
Palabra del Señor.

Comentario


“Oyendo todas estas desgracias podían turbarse los corazones de los oyentes; por lo que añade para consuelo suyo: ‘Tengan, pues, fijo en sus corazones no pensar antes cómo han de responder’. Como si el Señor dijera a sus discípulos: ‘No se atemoricen: ustedes van a la pelea, pero yo soy quien peleo. Ustedes son los que pronuncian palabras, pero yo soy el que hablo’” (San Gregorio Magno, Homilías sobre el Evangelio, nro. 35).

martes, 26 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 21, 5-9


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas. Entonces Jesús dijo: “De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?”. Jesús respondió: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, por­que muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: ‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo está cerca’. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin”.
Palabra del Señor.

Comentario


El templo de Jerusalén era sólido y bello. Eso era lo que veían todos. Jesús quiso ver más allá: “incluso este lugar santo se caerá”. No podemos pretender afirmarnos en edificios de piedra, aunque sean útiles para el culto y bellos para admirar. Nuestra mirada, con Jesús, se lanza más allá, esperando lo definitivo.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 21, 1-4


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y dijo: “Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús fue muy crítico con el modo en que se manejaban muchas cosas en el templo de Jerusalén. Esto incluía también condenar la forma en que algunos hacían sus donaciones: a la vista de todos y “exhibiendo” su generosidad. Jesús era capaz de poner los ojos sobre la viuda pobre, la persona que puso más que nadie, sin esperar aplausos y en silencio.

jueves, 21 de noviembre de 2019

Evangelio      Mt 12, 46-50


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: “Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte”. Jesús le respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”. Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
Palabra del Señor.

Comentario


Los exclusivismos no tienen cabida en la mente de Jesús, porque buscan intereses mezquinos. Hacer la voluntad de Dios genera hermandad, amplía los vínculos netamente humanos y construye el bien común. Cuando discernimos juntos lo que Dios nos pide hacer hoy estamos cumpliendo el evangelio.

miércoles, 20 de noviembre de 2019


Lucas 19; 11 – 28
JESÚS dijo una parábola: “Un hombre de familia noble fue a un país lejano a recibir la investidura real y regresar en seguida. Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: Háganlas producir  hasta que yo vuelva. Pero sus conciudadanos lo odiaban y mandaron detrás de él una embajada para que dijeran: No queremos que este sea nuestro rey” al regresar llamo a sus servidores para saber en que habían invertido lo que les había dejado. El primero se presento y le dijo: señor tus cien monedas han producido diez veces mas. Esta bien buen servidor, ya que has sido fiel en pocas cosas, recibe el gobierno de diez ciudades. Así con el segundo y los otros hasta que llego uno y le dijo: señor aquí tienes tus cien monedas de plata, porque tuve miedo de ti, porque eres muy exigente porque quieres percibir lo que no has depositado y cosechar donde no has sembrado. Él le respondió: te he juzgado por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposite, y cosechar donde no sembré, ¿Por qué no entregaste el dinero en préstamo? Así a mi regreso lo hubieras recuperado con intereses. Y dijo a los demás;: quítenle las ci8en monedas de plata, y dénselas al que tiene diez veces mas. Les aseguro que al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitara aun lo que tiene. En cuanto a mis enemigos, a los que no me quisieron como rey, tráiganlos y mátenlos en mi presencia.
Palabra del Señor.

Comentario
El trasfondo de la parábola nos presenta la cuestión de la investidura real: un hombre debe ser instituido como rey, pero algunos se oponen. El cumplimiento o no cumplimiento del encargo recibido –hacer rendir el dinero– responde a esta misma cuestión: quien reconoce la autoridad del Rey, cumple sus órdenes. Esta parábola, ubicada en el evangelio de Lucas, justo antes de que Jesús entre en Jerusalén, funciona como una alegoría sobre la respuesta ante la realeza de Jesús, el Rey que será elevado en la cruz.

martes, 19 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 19, 1-10


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: “Se ha ido a alojar en casa de un pecador”. Pero Zaqueo dijo resueltamente al Se­ñor: “Señor, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”. Y Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
Palabra del Señor.

Comentario

Ayer el Evangelio nos presentó al ciego que pudo por fin ver a Jesús y confiar en él. Hoy nos presenta a Zaqueo, “que quería ver quién era Jesús”. Este llegó a reconocer a Jesús como Señor, lo cual hizo que también pudiera descubrirse a sí mismo como hijo de Abraham, integrante del pueblo y, por último, abierto a la solidaridad y la justicia.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 18, 35-43


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret. El ciego se puso a gritar: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!”. Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten com­pasión de mí!”. Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. “Señor, que yo vea otra vez”. Y Jesús le dijo: “Recupera la vista, tu fe te ha salvado”. En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glo­rificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.
Palabra del Señor.

Comentario


A pesar de la ceguera de sus ojos, había algo que este ciego ya veía: que podía confiar en Jesús. Basado en esa confianza, su oración es sencilla y directa, y pide exactamente lo que necesita. Que nuestra oración llegue a ser así de concreta y precisa, y que esa fe nos convierta en auténticos seguidores de Jesús.

Evangelio      Lc 18, 35-43


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret. El ciego se puso a gritar: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!”. Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten com­pasión de mí!”. Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. “Señor, que yo vea otra vez”. Y Jesús le dijo: “Recupera la vista, tu fe te ha salvado”. En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glo­rificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.
Palabra del Señor.

Comentario


A pesar de la ceguera de sus ojos, había algo que este ciego ya veía: que podía confiar en Jesús. Basado en esa confianza, su oración es sencilla y directa, y pide exactamente lo que necesita. Que nuestra oración llegue a ser así de concreta y precisa, y que esa fe nos convierta en auténticos seguidores de Jesús.

domingo, 17 de noviembre de 2019

Lectura    2Tes 3, 6-12


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.
Hermanos: Les ordenamos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de todo hermano que lleve una vida ociosa, contra­riamente a la enseñanza que recibieron de nosotros. Porque ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes, y na­die nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes. Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar. En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no coma. Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo. A estos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan.
Palabra de Dios.

Comentario


Muchos miembros de las primeras comunidades cristianas pensaban que el regreso de Jesucristo era inminente. Y ponían este argumento como excusa para no trabajar, seguramente con expresiones tales como: “Si ya viene el Reino definitivo, ¿para qué ocuparse en las cosas de este mundo?”. La carta condena esta actitud y nos manda a hacer una vigilancia activa. Mientras aguardamos el día del Señor, nos ocupamos de nuestra tarea para el bien de toda la comunidad.

sábado, 16 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 18, 1-8


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siem­pre sin desanimarse: “En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le im­portaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: ‘Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario’. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: ‘Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continua­mente a fastidiarme’”. Y el Señor dijo: “Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús, observando la realidad, toma el material para construir las parábolas. Él puede ver cómo actúan las personas sin defensa y privadas de sus derechos, como esta viuda que no cae en la resignación o la pasividad, y está convencida de lo que desea obtener. Jesús nos pone este modelo para que no nos cansemos de orar y trabajar por la justicia.

viernes, 15 de noviembre de 2019

Evangelio Lc 17, 26-37


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: “En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos. Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre. En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de sal­var su vida la perderá; y el que la pierda la conservará. Les aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada”. Entonces le preguntaron: “¿Dónde sucederá esto, Señor?”. Jesús les respondió: “Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres”.
Palabra del Señor.

Comentario

Las imágenes utilizadas por Jesús son “apocalípticas”, es decir, corresponden a un género literario de un estilo propio de aquel tiempo y que muchos utilizaban para hablar de la intervención de Dios sobre el mundo para establecer la justicia y la verdad definitivas. Lo cierto es que, más allá de este modo de expresar algo, Jesús nos habla de la necesidad de estar siempre alerta para recibir la manifestación final.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Evangelio Lc 17, 20-25


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: “El Reino de Dios no viene ostensible­mente, y no se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘está allí’. Porque el Reino de Dios está entre ustedes”. Jesús dijo después a sus discípulos: “Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’, pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día. Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación”.
Palabra del Señor.

Comentario

No es que Jesús eluda el compromiso de dar a conocer el día y la hora, o que oculte la información de puro misterioso que es. Lo que él quiere es apartarnos de las especulaciones y cálculos mundanos. El día llegará; por lo tanto, ¿para qué nos importa saber cuándo será? Porque lo importante no es lo que ocurra cuando el día llegue, sino cómo vivimos nosotros cada día de la vida que Dios nos regala hoy.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Evangelio Lc 17, 11-19


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuen­tro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”. Al verlos, Jesús les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdo­tes”. Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba sano, volvió atrás ala­bando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: “Cómo, ¿no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gra­cias a Dios, sino este extranjero?”. Y agregó: “Levántate y vete, tu fe te ha salvado”.
Palabra del Señor.

Comentario

El texto nos dice que solo el 10% es capaz de agradecer un favor de Dios. Lo grandioso del relato es mostrarnos que la gracia de Dios llega a un hombre considerado enemigo de los judíos, un samaritano. Eso demuestra la misericordia de Jesús que lo lleva a “saltar” siglos de ruptura para entregar el don de Dios. Y luego, la humildad del extranjero, el enemigo ancestral, que se postra agradecido ante el galileo. No es solo un agradecimiento, sino que también se trata de un cambio social y religioso que nos inspira a todos para considerar que el mundo debe ser un espacio de reconciliación.

martes, 12 de noviembre de 2019

Evangelio Lc 17, 7-10


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: “Ven pronto y siéntate a la mesa”? ¿No le dirá más bien: “Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después”? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: “Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber”.
Palabra del Señor.

Comentario

“Ante Dios los discípulos son siempre servidores que sólo cumplen sus obligaciones, y lo que proviene del Señor rico en misericordia y compasión, no es el pago de los méritos obtenidos por el deber cumplido. La gratuidad en la relación con Dios y lo demás deben distinguir a los discípulos de Jesús” (Comentario al Nuevo Testamento, en: “Biblia de la Iglesia en América”).

lunes, 11 de noviembre de 2019

Evangelio Lc 17, 1-6


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: “Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños. Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo”. Los Apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. Él respondió: “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, ella les obedecería”.
Palabra del Señor.

Comentario

La breve comparación de la fe con el diminuto grano de mostaza está en directa relación con el tema del perdón del que se habla un poco antes. Pero hay que atender a Jesús que nos habla de una fe instalada, madurada, cultivada y profunda. Perdonar es un proceso lento y doloroso, que, a veces, se torna imposible. Por eso, se trata de empezar a caminar y dar un paso que, en algunos casos, es imposible desde la perspectiva humana.

domingo, 10 de noviembre de 2019

Evangelio Lc 20, 27-38


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resu­rrección, y le dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: ‘Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda’. Ahora bien, ha­bía siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”. Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y las muje­res se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor ‘el Dios de Abra­ham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’. Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él”.
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús busca desarticular cualquier fantasía e imaginación sobre la vida eterna, mostrando que no podemos pensarla con los criterios humanos actuales, temporales y materiales. La resurrección es “otro modo de existencia”, y hoy es imposible explicar aquello de lo que no tenemos experiencia. Este es el momento, simplemente, de decir “creo” y saber que Dios, nuestro Padre, nos espera con los brazos abiertos, a la gran comunidad de todos los santos.

sábado, 9 de noviembre de 2019

Evangelio Jn 2, 13-22


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: “Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio”. Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá. Entonces los judíos le preguntaron: “¿Qué signo nos das para obrar así?”. Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar”. Los judíos le dijeron: “Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”. Pero él se refería al templo de su cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús, al hablar de la caducidad y fragilidad del Templo, se ubica en un lugar muy riesgoso. Puede ser confundido con un enemigo del país, o incluso con alguien que quiere oponerse a las leyes que Dios mismo ha establecido. ¿Por qué entonces dice esto? El mismo texto nos lleva a la respuesta: para Jesús el Templo ya no es un lugar físico, sino su propio cuerpo y, por lo tanto, es él quien, a partir de ahora, ha de convocar al nuevo pueblo de Dios.

viernes, 8 de noviembre de 2019

Evangelio Lc 16, 1-8


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús decía a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acu­saron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo:”¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto”. El administrador pensó entonces: “¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pe­dir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!”. Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: “¿Cuánto debes a mi señor?”. “Veinte barriles de acei­te”, le respondió. El administrador le dijo: “Toma tu recibo, sién­tate en seguida, y anota diez”. Después preguntó a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?”. “Cuatro­cientos quintales de trigo”, le respondió. El administrador le dijo: “Toma tu recibo y anota trescientos”. Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz.
Palabra del Señor.

Comentario

Lo que valora Jesús es la estrategia y astucia de este hombre, no su negociado posiblemente fraudulento. En este mundo, tenemos que ser hábiles para anunciar y hacer presente el Reino. Para eso, es necesario saber cuáles son las herramientas, el lenguaje y los códigos del mundo, para poder “dialogar” con él y presentar el mensaje liberador de aquellas estructuras que el mismo mundo utiliza para oprimir.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Evangelio      Jn 2, 1-11


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le respondió: “Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía”. Pero su madre dijo a los sirvientes: “Hagan todo lo que él les diga”. Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: “Llenen de agua estas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. “Saquen ahora –agregó Jesús– y lleven al encargado del banquete”. Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y, como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al novio y le dijo: “Siempre se sirve primero el buen vino, y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento”. Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
Palabra del Señor.

Comentario


“¿Qué de extraño tiene que fuera a aquella casa donde se celebraban las bodas, Aquel que vino al mundo a celebrar las suyas? Porque tiene aquí a su Esposa, a quien redimió con su sangre, a quien concedió como obsequio el Espíritu Santo, y a la que se unió desde el vientre de la Virgen; porque en realidad el Verbo es el Esposo, y la carne humana es la Esposa. Y así el Hijo de Dios es las dos cosas, y a la vez el Hijo del hombre. Aquellas entrañas de la Virgen María son su lecho, de donde salió como sale el esposo de su lecho” (San Agustín, In Ioannem, tract. 8).

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 14, 25-33


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminar­la? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: “Este comenzó a edificar y no pudo terminar”. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee no puede ser mi discípulo.
Palabra del Señor.

Comentario


¿Qué significa “poner detrás” de Jesús a los propios padres o a la familia? Algunos grupos religiosos, cristianos y hasta católicos, han llevado esto a extremos tales que buscan separar de todo lazo familiar a sus miembros. Jesús no quiere eso. Es necesario entender el texto desde los criterios que deben movilizar nuestra vida y nuestras opciones. El evangelista apunta a un cristianismo maduro y responsable, vivido en una comunidad familiar, o hacer de nuestra comunidad una familia, sin entrar en fanatismos, sino en el diálogo.

martes, 5 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 14, 1a. 15-24


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los princi­pales fariseos. Uno de los invitados le dijo: “¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!”. Jesús le respondió: “Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente. A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: ‘Vengan, todo está preparado’. Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes’. El segundo dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bue­yes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes’. Y un tercero res­pondió: “Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir’. A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: ‘Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos’. Volvió el sirviente y dijo: ‘Señor, tus órdenes se han cumpli­do y aún sobra lugar’. El señor le respondió: ‘Ve a los caminos y a lo largo de los cercados, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa. Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena’”.
Palabra del Señor.

Comentario


Dios nos invita a una fiesta, pero no basta con que nos alegremos por la invitación: a la fiesta hay que ir. Y como Dios tiene sus tiempos, no espera a que nosotros “tengamos tiempo” para asistir a la celebración. La ocasión es ahora, ya, y no se puede dilatar más. No podemos seguir poniendo excusas para no compartir la vida con nuestros hermanos y hermanas.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Evangelio      Lc 14, 1. 12-14


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los princi­pales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Jesús dijo al que lo había invitado: “Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así ten­drás tu recompensa en la resurrección de los justos!”.
Palabra del Señor.

Comentario


Todo es gracia de Dios. Y todo lo que damos, lo que hacemos y generamos también debe darse sin buscar nada a cambio. En tiempos en que se vive “devolviendo favores”, los discípulos de Jesús sabemos que estamos liberados de esos compromisos mundanos y abrimos generosamente nuestro corazón especialmente a los que no pueden devolvernos nada.

viernes, 1 de noviembre de 2019

Evangelio      Mt 4, 25—5, 12


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús está sentado, rodeado de gente, y se presenta como un maestro judío que va a enseñar a sus discípulos. Todo el sermón de la montaña es un proyecto de vida para quienes queremos ser discípulos de Jesús.