Lucas
Estando JESÚS
en un poblado, llegó un leproso, y al
ver a JESÚS, se postro rostro en tierra,
diciendo: SEÑOR, si quieres, puedes curarme. JESÚS extendió la mano y lo toco,
diciendo: “Quiero, queda limpio” y al momento
desapareció la lepra. JESÚS le ordeno entonces que no dijera nada a nadie y
añadió: “Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés
prescribió. Eso les servirá de testimonio”.
Y su fama se
extendía mas y mas. Las muchedumbres acudían para escucharlo y para ser curados
de sus enfermedades. Pero JESÚS se retiraba a lugares solitarios para orar.
Palabra de
DIOS, gloria a ti SEÑOR JESÚS.
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