sábado, 29 de octubre de 2011

Mateo 20
Versículo 29 al 34
Al salir ellos de Jericó, les iba siguiendo una multitud de gene. Dos ciegos estaban sentados a la orilla del camino y, cuando oyeron que pasaba JESUS, comenzaron a gritar: ¡SEÑOR, hijo de David, ten piedad e nosotros! La gente les decía: cállense, ellos, por el contrario, gritaban as fuerte ¡SEÑOR hijos de David, ten compasión de nosotros!
JESUS se detuvo, los llamo y les pregunto: “¿Qué quieren que Yo haga por ustedes?” Ellos dijeron: SEÑOR que se abran nuestros ojos.
JESUS tuvo compasión de ellos, les toco los ojos. Y al momento  recobraron la vista y siguieron a JESUS.

Muchas veces, cuando nos encontramos agobiados, por las penas y las cosas de la vida diaria, no hacemos como los ciegos y pedimos al SEÑOR su ayuda. Tampoco insistimos como estos ciego al SEÑOR para que nos cure, de nuestra ceguera.


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