Jeremías 31
Escucho, escucho
quejarse a (Di tu nombre); “!Me has pegado, he dejado que me castigaras, como
un novillo no domado, ayúdame a volver y volveré, ya que tu eres DIOS¡ Ahora me arrepiento de haberme desviado, me
doy cuenta y me golpeo el pecho.
Estoy avergonzado y
confundido, pues pesa sobre mi, mi infame juventud”
¿No es (Di tu nombre) un
hijo predilecto, o un niño mimado, para que después de cada amenaza deba
siempre pensar en él, y por él se conmueven mis entrañas y se desborde mi
ternura?
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