lunes, 12 de diciembre de 2016

Evangelio     Lc 1, 39-48

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz”.
Palabra del Señor.

Comentario

“El canto expresa clarito de qué lado se pone Dios, y María puede cantarlo, porque lo ha experimentado ella misma: ‘derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes’. ¡Tanto sacerdote y tanto levita en Jerusalén, y el Salvador viene por medio de una muchachita de un pueblo del interior!” (M. Gloria Ladislao, La mujeres en la Biblia, Ed. San Pablo).

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