martes, 1 de febrero de 2022


 

Marcos 5; 42 – 43

Cuando JESÚS cruzo el mar a la otra orilla, había mucha gente, y un jefe de la sinagoga, llamado Jairo se echo a sus pies y le dijo: Mi hija esta muy enferma, ve a imponerle tus manos para que se salve. Mientras JESÚS intentaba caminar la multitud lo apretujaba.

Había una mujer que llevaba las de 20 años sangrando, ya había intentado todo y gastado todo su dinero y no pudo curarse. Y pensó que con solo tocar los flecos de su capa quedaría curada.

Entonces JESÚS sintió que una fuerza curativa salía de ÉL, y quiso saber quién lo había tocado, pero los Discípulos le dijeron: Maestro, hay mucha gente y todos quieren tocarte, como saber quién fue que te toco. Entonces la mujer temblorosa se acercó a JESÚS y dije que fue ella. A los que JESÚS le respondió: “Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y queda sana de tu enfermedad”.

Al rato, llegaron los sirvientes de Jairo, y le dijeron: no molestes al Maestro, tu hija ya muerto. JESÚS le dijo a Jairo: “No temas, ten fe”. Al llegar, todos lloraban, JESÚS les dijo: “¿Qué significa tanto llanto y alboroto? La niña no esta muerta, esta dormida”. Y se rieron de ÉL.

JESÚS echo a todos afuera, y se quedo con los padres de la niña, entro donde estaba la niña la tomo de la mano y le dijo: “¡Talita, Kum!” que significa: ¡Oye niña, levántate! La niña tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Todos se quedaron asombrados, y les ordeno que no dijesen nada.

Palabra de DIOS, gloria a ti SEÑOR JESÚS.

 

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