Marcos 5; 42
– 43
Cuando JESÚS
cruzo el mar a la otra orilla, había mucha gente, y un jefe de la sinagoga,
llamado Jairo se echo a sus pies y le dijo: Mi hija esta muy enferma, ve a
imponerle tus manos para que se salve. Mientras JESÚS intentaba caminar la multitud
lo apretujaba.
Había una
mujer que llevaba las de 20 años sangrando, ya había intentado todo y gastado
todo su dinero y no pudo curarse. Y pensó que con solo tocar los flecos de su
capa quedaría curada.
Entonces JESÚS
sintió que una fuerza curativa salía de ÉL, y quiso saber quién lo había
tocado, pero los Discípulos le dijeron: Maestro, hay mucha gente y todos quieren
tocarte, como saber quién fue que te toco. Entonces la mujer temblorosa se
acercó a JESÚS y dije que fue ella. A los que JESÚS le respondió: “Hija, tu fe
te ha salvado, vete en paz y queda sana de tu enfermedad”.
Al rato,
llegaron los sirvientes de Jairo, y le dijeron: no molestes al Maestro, tu hija
ya muerto. JESÚS le dijo a Jairo: “No temas, ten fe”. Al llegar, todos lloraban,
JESÚS les dijo: “¿Qué significa tanto llanto y alboroto? La niña no esta
muerta, esta dormida”. Y se rieron de ÉL.
JESÚS echo a
todos afuera, y se quedo con los padres de la niña, entro donde estaba la niña
la tomo de la mano y le dijo: “¡Talita, Kum!” que significa: ¡Oye niña,
levántate! La niña tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Todos se
quedaron asombrados, y les ordeno que no dijesen nada.
Palabra de
DIOS, gloria a ti SEÑOR JESÚS.
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