La Fe exige
sacrificios
¿No han aprendido nada en el estadio?
Muchos corren, pero uno solo gana el premio. Corran, pues, de manera que lo
consigan, como los atletas se imponen un régimen muy estricto. Solamente que
ellos lo hacen por una corona de laureles perecederos, mientras que nosotros,
por una corona que no se marchita.
Así, pues, como yo, sabiendo a donde voy.
Doy golpes, pero no en el vacio. Castigo mi cuerpo y lo someto, no sea que,
después de predicar a los otros, venga a ser eliminado.
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