La oveja perdida (Lucas 10;
1 -10)
Los
publicanos y los pecadores se acercaban a JESUS para escucharle. Por esto los
Fariseos y los maestros de la ley lo criticaban entre si: Este hombre da buena
acogida a los pecadores y da acogida a los pecadores y come con ellos. Entonces
JESUS le dijo esta parábola:
“Si alguno
de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otra noventa y
nueve en el desierto y se va a en busca de la que se perdió hasta que la
encuentra? Y cuando la encuentra se la carga muy feliz en los hombros, y al
llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo,
porque he encontrado la oveja que se me había perdido. Yo le digo que de igual
modo habrá mas alegría en el Cielo por un solo pecador que vuele a DIOS que por
noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse.
Y si una mujer
pierde una de las diez monedas que tiene, ¿no enciende una lámpara, barre la
casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y apenas la encuentra, reúne
a sus amigas y vecinas y les dice: Alégrense conmigo porque hallé la moneda que
se me había perdido. De igual manera, Yo les digo, hay alegría entre los
ángeles de DIOS por un solo pecador que se convierte.”
Palabra
del Señor.
Comentario
Estas
dos parábolas se comprenden mejor en el contexto en que Jesús las pronuncia. Él
está a la mesa con pecadores e impuros, mientras los fariseos ?laicos
cumplidores de la religión? y los escribas ?expertos en Sagrada Escritura?
critican su acción. En las parábolas, Jesús enseña que el Cielo mismo se alegra
ante cada pecador reencontrado. Jesús comparte la mesa y hace fiesta porque el
Padre está de fiesta. Si los buenos cumplidores y los expertos en religión no
pueden aceptar esto, se quedarán fuera del festejo.
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