sábado, 27 de diciembre de 2014

Juan 20; 2 – 8

Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro Discípulo que JESUS mas amaba y les dijo: Se han llevado del sepulcro al SEÑOR y no sabemos dónde lo han puesto.
Pedro y el otro Discípulo salieron para el sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro Discípulo corrió mas que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agacho, vio los lienzos caídos, pero no entró. Pedro llegó detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos caídos. El sudario con el que le habían cubierto la cabeza no estaba caído como los lienzos,  sino que se mantenía enrollado en su lugar. Entonces entró también el otro Discípulo, el que había llegado primero, vio y creyó.
Palabra del Señor.

Comentario

Lo que Pedro y el Discípulo vieron puede interpretarse de varias maneras. Una tumba vacía y unas vendas en el suelo no son por sí solas signos de resurrección (alguien podría haber robado el cuerpo). Sin embargo, el Discípulo ve y cree en la resurrección. Quien es un verdadero discípulo es capaz de descubrir las señales del Dios de la Vida. Con estos ojos que confían en la manifestación de Dios, pongamos una nueva mirada sobre nuestra realidad.


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