viernes, 12 de diciembre de 2014

María visita a su prima Isabel(Lucas 1; 39 – 48)

Por ese entonces María tomo su decisión y se fue, sin mas demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludo a Isabel. Al oír Isabel el saludo, el niño dio saltos en su vientre, Isabel se lleno del Espíritu Santo y exclamó en voz alta: ¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿cómo he merecido yo que venga a mi la madre de mi SEÑOR? apenas llego tu saludo a mis oídos, el niño salto de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del SEÑOR! María dijo entonces:
Proclama mi alma la grandeza del SEÑOR,
Y mi espíritu se alegra en DIOS mi salvador,
Porque se fijo en esta humilde esclava,
y desde ahora todas las generaciones me llamarán feliz.
Palabra del Señor.

Comentario

“Hermanos, María es el modelo de una Iglesia que sabe conjugar la evangelización y la promoción. Una evangelización sin el amor al hombre para promoverlo sería una evangelización falsa, mutilada; una religión que no se preocupa de promover a nuestro pueblo, de enseñar a leer a nuestros analfabetos, de incorporar a la civilización tantas marginaciones de nuestra sociedad, no sería la verdadera Iglesia redentora. Evangelizar y promover, he ahí la gran tarea, como María, que no solamente cree y es feliz por su fe sino que al pie de la cruz, junto al Redentor, es la colaboradora más íntima de la gran promoción de la renovación cristiana de los hombres” (Mons. Romero, homilía sobre la Virgen de Guadalupe, 12/12/1977).


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