Curación de un leproso (Marcos
1; 41 – 45)
Se le acercó
un leproso, que se arrodillo ante El y le suplicó: Si quieres, puedes limpiarme.
Sintiendo compasión, JESUS extendió la mano y lo toco diciendo: “Quiero, queda
limpio” Al instante se le quito la letra y quedo sano. Entonces JESUS lo despidió,
pero le ordeno enérgicamente: “No cuentes a nadie, pero vete y preséntate al
sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que ordena la ley de Moisés, pues tu tienes que hacer tu declaración”
Pero el
hombre, en cuanto se fue, empezó a hablar y a divulgar lo ocurrido, de tal modo
que JESUS ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las
afueras, en lugares solitarios. Pero la gente venía a EL de todas partes.
Palabra
del Señor.
Comentario
En el
Evangelio de Marcos, Jesús varias veces da la indicación de guardar silencio.
Los estudiosos llaman a esto “el secreto mesiánico”. En el tiempo de Jesús,
cada grupo religioso tenía su expectativa sobre cómo sería un Mesías: un rey
triunfador, un justiciero, alguien de familia noble... Jesús tendrá que ir
purificando todas estas expectativas mesiánicas. Hasta que eso no ocurra,
ordena guardar silencio.
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