La semilla que crece por si
sola (Marcos 4; 29 -34)
JESUS dijo
además: “Escuchen esta comparación del Reino de DIOS. Un hombre esparce semillas
en la tierra, y ya duerma o este despierto, sea de noche o de día, la semilla
brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da fruto por si misma; primero
la hierba, luego la espiga, y por ultimo la espiga se llena de granos. Y cuando
el grano esta maduro, se le mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la
cosecha.”
JESUS les
dijo también: “¿A qué se parece el Reino de DIOS? ¿Con que comparación lo podemos expresar? Es
semejante a una semilla de mostaza; al sembrarla, es la mas pequeña de todas
las semillas que se echan en la tierra, pero una vez sembrada, crece y se hace
mas grande que todas las plantas del huerto y sus ramas se hacen tan grandes que
los pájaros del cielo buscan refugio bajo su sombra.”
JESUS usaba
muchas parábolas como estas para anunciar la Palabra, adaptándose a la
capacidad de la gente. No les decía nada sin usar parábolas, pero a sus
Discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra
del Señor.
Comentario
“La
parábola del ‘trigo y la cizaña’ es un llamado de atención para no ser rápidos
en identificarnos con la ‘buena semilla’ y ver la ‘mala’ en los otros. Todos
somos una mezcla de ambas: trigo en ciertos momentos y cizaña en otros... Esta
parábola es un llamado a la responsabilidad de cada cristiano para crecer en
‘buena semilla’ y extirpar hasta los rastros de la ‘mala semilla’. ¿Qué se ha
hecho de la ‘buena siembra de Dios’ en un corazón bautizado? Si miramos la
Argentina, llena de cristianos y sembrada de injusticias, nos debe preocupar,
como Iglesia, la incoherencia de quienes están llamados a dar los
buenos frutos de ‘buena semilla’ en la sociedad cuya síntesis es la justicia
social” (Mons. M. Hesayne, 21/7/2002).
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