viernes, 17 de abril de 2015

El pan de Vida: La multiplicación  (Juan 6; 1 – 15)

Después JESUS pasó a la otra orilla del lago de Galilea, cerca de Tiberiades. Le seguía un enorme gentío a causa de las señales milagrosas que le veían hacer en los enfermos. JESUS subió al monte y se sentó allí con sus Discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los Judíos.
JESUS, pues, levantó los ojos y, al ver el numeroso gentío que acudía a El, dijo a Felipe: “¿dónde iremos a comprar pan para que coma esa gente?” se lo preguntaba para ponerlo a prueba, pues El sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: doscientas monedas de plata no alcanzan para dar de comer a cada uno un pedazo. Otro Discípulo, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿Qué es esto para tanta gente? JESUS les dijo: “Hagan que se siente la gente”
Había mucho pasto en aquel lugar, y se sentaron los hombres en número de unos cinco mil. Entonces JESUS tomó los panes, dio las gracias y lo repartió entre los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, y todos recibieron cuanto quisieron. Cuando quedaron satisfechos, JESUS dijo a sus Discípulos: “Recojan los pedazos que han sobrado para que no se pierda nada” Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos que no se habían comido; eran las sobras de los cinco panes de cebada.
Al ver la señal que JESUS había hecho, los hombres decían: Este es sin dudas el profeta que había de venir al mundo, JESUS se dio cuenta que iban a tomarlo por la fuerza para proclamarlo rey, y nuevamente huyó al monte solo.
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús sabe desde el comienzo lo que quiere hacer. Lo supo en el acontecimiento del reparto de los panes y lo sabe desde siempre. Sabe qué alimento necesitamos y sobre nuestro deseo de estar con él. Por eso, de manera personal e íntima, se entrega como Pan de Vida a cada uno de nosotros.

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