sábado, 10 de septiembre de 2016

Lucas 6; 43 – 49

“No hay árbol bueno que de frutos malos, ni tampoco árbol malo que de frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de los espinos ni se sacas uvas de las zarzas. Así, el hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene en su corazón, mientras que el malo, de su fondo malo saca cosas malas. La boca habla de lo que está lleno el corazón.
¿Porque me llaman ¡SEÑOR! ¡SEÑOR! Y no hacen lo que les digo?
Les voy a decir a que se parece el que viene a mi y escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que construyo su casa; cavo profundamente y puso sus cimientos sobre la roca; vino una inundación y la creciente se precipito sobre la casa, pero no pudo removerla porque estaba bien construida.
Por el contrario, el que escucha, pero no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyo su casa sobre tierra, sin cimientos. La corriente se precipito sobre ella y en seguida se desmorono, siendo grande el desastre de aquella casa.”
Palabra del Señor.

Comentario

Lamentablemente a veces conocemos al árbol recién cuando probamos sus frutos. O vemos que un edificio cae por sus malos cimientos, luego de mucho tiempo de admirarnos por su construcción. Eso nos hace pensar que es necesario estar atentos a todos aquellos que prometen grandes bondades o grandes triunfos. Y, es cierto también, muchas veces debemos reconocer que lo que hemos considerado como salvador fue en realidad un fiasco, y que hemos estado equivocados.


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