miércoles, 6 de junio de 2012


Sirácides 29
Prestar al prójimo es practicar la misericordia, ir en su ayuda es cumplir los mandamientos.
Aprende a prestar a tu prójimo cuando este necesitado, y, a tu vez, devuelve a tu prójimo a tiempo lo prestado.
Mantén tu palabra y séle fiel, y en todas tus necesidades hallarás lo que te falta.
Muchos consideran lo prestado como una ganga y ponen en apuros a los que lo ayudaron.
Hasta recibir; besan la mano del prestamista, y se hacen humildes en consideración a lo que tiene. Pero en el día del pago prolongan el plazo, devuelven con reproches y echan la culpa a la situación.
Si pueden pagar; devolverán apenas la mitad y el que presto podrá darse por feliz. En caso contrario, le habrán robado su plata y sin merecerlo se habrán echo un enemigo mas. Lo pagarán con maldiciones e insultos y le devolverán con ofensas en vez de gratitud.
Mucha gente buena se niega sin maldad a prestar, temen ser despojados sin razón.

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