Sirácides 29
Prestar al prójimo es
practicar la misericordia, ir en su ayuda es cumplir los mandamientos.
Aprende a prestar a tu
prójimo cuando este necesitado, y, a tu vez, devuelve a tu prójimo a tiempo lo
prestado.
Mantén tu palabra y séle
fiel, y en todas tus necesidades hallarás lo que te falta.
Muchos consideran lo
prestado como una ganga y ponen en apuros a los que lo ayudaron.
Hasta recibir; besan la
mano del prestamista, y se hacen humildes en consideración a lo que tiene. Pero
en el día del pago prolongan el plazo, devuelven con reproches y echan la culpa
a la situación.
Si pueden pagar;
devolverán apenas la mitad y el que presto podrá darse por feliz. En caso
contrario, le habrán robado su plata y sin merecerlo se habrán echo un enemigo
mas. Lo pagarán con maldiciones e insultos y le devolverán con ofensas en vez
de gratitud.
Mucha gente buena se
niega sin maldad a prestar, temen ser despojados sin razón.
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