Feliz el que se dedica a la sabiduría
Feliz el hombre que se dedica a la
sabiduría y que se hace preguntas hasta que obtiene respuestas; que interioriza
los caminos de la sabiduría y reflexiona en sus secretos; que la persigue como
el cazador, acecha sus pasos atisba por sus ventanas y asecha a sus puertas; acampa junto a su
casa, fijando sus estacadas en sus murallas.
En las manos de la sabiduría colocó su
carpa; ya aloja en el lugar de la felicidad.
Pone a sus hijos bajo su protección y halla
abrigo bajo su ramaje. Bajo su sombra se protege del calor y acampa en su
gloria.
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