jueves, 13 de febrero de 2014

JESUSS sana a la hija de una extranjera (Marcos 7, 24 - 30)

JESUS decidió irse a las tierras de Tiró. Entró en una casa, y su intensión era de que nadie lo supiera, pero no logró pasar inadvertido. Una mujer, cuya hija estaba en poder de un espíritu malo, se entero de su venida y fue en seguida a arrodillarse a sus pies. Esta mujer era de habla griega y de raza Sirofenicia, y pidió a JESUS que echara el demonio de su hija.
JESUS le dijo: “Espera que se sacien los hijos primero, pues no esta bien tomar el pan de los hijos para echárselos a los perritos.” Pero ella le respondió: Pero SEÑOR, los perritos bajo la mesa comen las migas que dejan caer los hijos. Entonces JESUS le dijo: “Puedes irte, por lo que has dicho el Demonio ya ha salido de tu hija.”
Cuando la mujer llego a su casa, encontró a la niña acostada en la cama; el demonio se había ido.

Comentario

La mujer sabe ante quién está y que está a una distancia infinita de esa persona, a quien reconoce como “el Señor”. Ella se contenta con las migajas, se sabe pobre, pero aun esas migajas la harán rica. No pretende poder y no busca dominar ni ser reconocida, sino simplemente alimentarse de Jesús.


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