Sal y luz (Mateo 5, 13 –
16)
Ustedes son
la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿Cómo podrá ser salada
de nuevo? Ya no sirve para nada, por lo que se tira a fuera y es pisoteada por
la gente.
Ustedes son la
luz del mundo, ¿Cómo se puede esconder una ciudad asentada en un monte? Nadie
enciende una lámpara para taparla con cojín, la ponen mas bien sobre un candelero,
y alumbra a todos los que están en la casa. Hagan, pues, que brille su luz ante
los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al PADRE de
ustedes que esta en los cielos.
Comentario
Tenemos
una gran responsabilidad, y no podemos eludirla. El mundo necesita luz y
sentido. Nosotros somos enviados a iluminar y a ponerle ese sentido. De nada
vale que nos quejemos diciendo “a dónde iremos a parar” o “qué mal que está
todo”. El Señor nos envía justamente a presentarle al mundo hacia dónde tiene
que ir.
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