lunes, 1 de junio de 2020


Marcos 12; 1 – 12
En aquel tiempo, JESÚS  se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: “Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guardia, la arrendó a unos labradores y se fue de viaje. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su parte del fruto de la viña. Ellos lo arrojaron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado, a este lo insultaron y lo golpearon. Envió a otro y lo mataron, a otros muchos los apalearon y los mataron. Le quedaba uno su hijo. Y lo envió último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: Éste es el heredero, lo matamos y será nuestra la herencia. Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña, ¿Qué hará el dueño de la viña? Acabará con los ladrones y arrendara la viña a otros labradores”. JESÚS les dijo: “No han leído la Escritura que dice: la piedra que desecharon los constructores, llego a ser la piedra fundamental del edificio. Esta es la obra del SEÑOR y nos dejó maravillados”.
Los jefes quería apresar a JESÚS, pero tuvieron miedo del pueblo; habían entendido muy bien que la parábola se refería a ellos. Lo dejaron allí y se fueron.
Palabra del Señor

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