viernes, 20 de diciembre de 2013

La anunciación (Lucas 1, 26 – 38)

Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por DIOS a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María.
 Llego el ángel hasta ella y le dijo: Alégrate, llena de gracia, El SEÑOR esta contigo. María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba que significaba tal saludo.
Pero el ángel le dijo: No temas, María, porque as encontrado el favor de DIOS. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás de nombre JESUS. Sera grande y justamente será llamado hijo del Altísimo. El SEÑOR DIOS le dará el trono de su antepasado David; gobernara por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.
María entonces dijo al ángel: ¿Cómo puede ser eso, si yo soy Virgen? Contestó el ángel: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá  de ti será llamado Hijo de DIOS.
También tu parienta Isabel esta esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para DIOS, nada es imposible.
Dijo María: Yo soy la sirva del SEÑOR, hágase en mi tal como has dicho.
Después la dejo el ángel.

Comentario


“Tenemos en nuestras manos el relato que constituye la aurora del gran acontecimiento de nuestra historia: la encarnación del Hijo de Dios, el momento propicio, el kairós (momento oportuno) de Dios. Ese momento en que el Altísimo, el Dios de los cielos, desciende y se hace semejante en todo a nosotros, menos en el pecado. Se hace un niño que crece en el vientre de una mujer, María, una joven virgen de Nazaret, pequeño poblado en Galilea, de casas pobres, sin importancia. Y allí, aquel a quien los cielos no pueden contener, busca morada en María”  (Departamento de Pastoral Bíblica, ¡Feliz de ti por haber creído!).

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