jueves, 7 de enero de 2016

Mateo 4; 12 – 17 / 23 – 25

Cuando JESUS oyó que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea. No se quedó en Nazaret, sino que fue a vivir a Cafarnaúm, a orillas del lago, en la frontera de Zabulón y Neftalí.
Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: Zabulón y tierra de Neftalí, en el camino hacia el orilla del Jordán, a Galilea, tierra de paganos escuchen: La gente que vivía en la oscuridad ha visto una luz muy grande; una  luz ha brillad para los que viven en lugares de oscuridad y muerte.
Desde entonces JESUS empezó a predicar este mensaje: “Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los Cielos esta cerca.”
JESUS empezó a recorrer toda Galilea; enseñaba en las sinagogas de los Judíos, proclamaba la buena nueva del Reino y curaba en el pueblo todas las dolencias y enfermedades.
Su fama se extendió por toda Siria. La gente le traía todos sus enfermos y a cuantos estaban aquejados por algún mal, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y EL los sanaba a todos. Empezaron a seguir a JESUS muchedumbres; gente de Galilea, Decapolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán.
Palabra del Señor.

Comentario

El evangelio de Mateo narra los inicios de Jesús en la periferia de su país. Comienza por la provincia de Galilea, que es la tierra lindante con el extranjero. A esas regiones alejadas llega Jesús a predicar el Reino de Dios, llevando luz y sanación. Su modo de obrar es una exhortación para toda la Iglesia, para que siempre tengamos la disposición de ir hacia los más alejados.


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