Antífona de entrada Apoc 19, 7. 6
Alegrémonos, regocijémonos y demos gloria a Dios, porque el Señor, nuestro Dios, el Todopoderoso, ha establecido su reino. Aleluya.
Juan
10; 22 – 30
Era invierno y en Jerusalén se celebraba la fiesta
de la dedicación del Templo. JESUS se paseaba en el Templo, por el pórtico de
Salomón, cuando los Judíos lo rodearon y le dijeron: ¿Hasta cuando nos vas a
tener en suspenso? Si tu eres el Mesías, dínoslo claramente.
JESUS les respondió: “Ya se los he dicho, pero
ustedes no creen. Las obras que YO hago en nombre de mi PADRE manifiestan quien
soy YO. Pero ustedes no creen porque ustedes no son ovejas mías.
Mis ovejas escuchan mi voz y YO las conozco. Ellas
me siguen, y YO les doy vida eterna. No perecerán y nadie las arrebatará jamás
de mi mano. Aquello que el PADRE me ha dado lo supera todo, y nadie puede
arrebatarlo de la mano de mi PADRE. YO y el PADRE somos una sola cosa.”
Palabra
del Señor.
Comentario
Jesús
no esquiva ni la pregunta de los judíos ni la respuesta correspondiente: él es
el Mesías. Pero ahora él revela más: anuncia su unidad con el Padre. Esto
podría ser un buen esquema de búsqueda de la verdad, en el que los buscadores
preguntan y el encontrado responde y se revela.
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