Antífona de entrada Sal 17, 50; 21, 23
Te alabaré entre las naciones, Señor, y anunciaré tu Nombre a mis hermanos. Aleluya.
Juan
3; 16 – 21
“¡Así amó DIOS al mundo! Le dio al Hijo único, para
que quien cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna. DIOS no envió al
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a
Él. Para quien cree en Él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha
condenado, por el hecho de no creer en el Hijo único de DIOS.
Esto requiere un juicio, la luz vino al mundo, y los
hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Porque
el que obra mal odia la luz y no va a la luz, no sea que sus obras malas sean
descubiertas y condenadas. Pero el que hace la verdad va a la luz, para que se
vea que sus obras han sido hechas en DIOS.”
Palabra
del Señor.
Comentario
“‘Tanto amó Dios al mundo...’. Él
nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos
corresponder también con el amor. Dios no nos impone un sentimiento que no
podamos suscitar en nosotros mismos. Él nos ama y nos hace ver y experimentar
su amor, y de este ‘antes’ de Dios puede nacer también en nosotros el amor como
respuesta” (Benedicto
xvi, Dios es amor, n. 17).
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