Proverbios 21
Mas vale vivir en un rincón del entretecho que tener casa
común con una mujer rabiosa.
El alma del malvado desea el mal; ni su amigo encuentra
compasión siquiera a sus ojos.
Cuando es castigado el burlón, el simple se hace sabio; éste
gana en saber.
El justo vigila la casa del malvado y arroja a los malvados
en la desgracia.
Quien cierra sus oídos al llamado del pobre, grita también
él, sin que le contesten.
Un regalo discreto calma la cólera, un presente solapado
desvía el furor violento.
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