Gálatas 4,
4-7
Ahora yo digo: Mientras el hijo del dueño
de casa es aún un niño, no tiene ninguna ventaja sobre los esclavos, a pesar de
que es dueño de todos ellos.
Esta sometido a quienes lo cuidan o se
encargan de sus asuntos hasta la fecha fijada por su padre. De igual modo,
también nosotros pasamos por una etapa de niñez y estuvimos sometidos a las
normas y principios que rigen el mundo.
Pero, cuando llegó la plenitud de los
tiempos, DIOS envió a su hijo, que nació de una mujer y fue sometido a la ley. Con
el fin de rescatar a los que están bajo la ley, para que así recibiéramos nuestros
derechos como hijos. Ustedes ahora son
hijos, y cono son hijos, DIOS ha
mandado a nuestros corazones el espíritu de su propio Hijo que clama al PADRE: “!Abbá¡”
o sea Padre.
De modo que ya no eres esclavo, sino hijo,
y siendo hijo, DIOS te da la herencia.
Comentario
“El paralelismo entre nacido de una mujer y nacido bajo la ley manifiesta que Pablo piensa ante todo en la precariedad de la existencia que Cristo asume para salvarnos (como en Flp 2, 7 se despojó, tomó la condición de esclavo, se hizo como los demás hombres)” (E. Cothenet, La carta a los Gálatas, CB 34).
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