sábado, 12 de diciembre de 2020


 

Lucas 1; 39 – 48

En aquellos días María salió presurosa a las montañas a un pueblo ce Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi SEÑOR venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, mi niño salto de gozo en mi seno. Dichosa tu, que has creído, porque se cumplirá lo que fue anunciado por nuestro SEÑOR. Entonces dijo María: MI alma Glorifica al a SEÑOR, y mi espíritu se llena de Jubilo en el SEÑOR, mi salador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.

PALABRA DEL SEÑOR.- GLORIA A TÍ, SEÑOR, JESÚS.

 

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