La limosna
El agua apaga las ardientes llanas; la limosna perdona los
pecados. Quien responde haciendo el bien, prepara su futuro, y al momento de
caer encontrará apoyo.
Hijo: No niegues al pobre su alimento, ni dejes mirando al
que te mira suplicante.
No entristezcas al hambriento, y no enojes a nadie en su
necesidad. No apenes al que tiene el corazón afligido, y no te demores para dar
la limosna al mendigo.
No rechaces al hombre afligido que te suplica ni vuelvas la
cara al necesitado, no des motivo a nadie para que te maldiga.
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