jueves, 20 de diciembre de 2012


No confíes en tus riquezas

Responde a tu prójimo si tienes formado tu juicio; de lo contrario, mejor no hables.
Porque tus palabras te pueden traer gloria o deshonor; el hombre cae por su propia lengua.
Que no te llamen chismoso ni tramposo. El ladrón se acarrea la vergüenza, y también el mentiroso será condenado.
No peques ni en lo grande ni en lo pequeño, y de amigo no te conviertas en enemigo. Una mala reputación trae vergüenza e infamia, así le sucede al pecador mentiroso.


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