No confíes en tus riquezas
Responde a tu prójimo si tienes formado tu juicio; de lo
contrario, mejor no hables.
Porque tus palabras te pueden traer gloria o deshonor; el
hombre cae por su propia lengua.
Que no te llamen chismoso ni tramposo. El ladrón se acarrea
la vergüenza, y también el mentiroso será condenado.
No peques ni en lo grande ni en lo pequeño, y de amigo no te
conviertas en enemigo. Una mala reputación trae vergüenza e infamia, así le
sucede al pecador mentiroso.
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