Sirácides 2
Los que temen al SEÑOR no desobedecen sus mandatos y los que
lo aman obedecen sus normas.
Los que temen al SEÑOR buscan complacerlo, y los que lo aman
se llenan de su ley.
Los que temen al SEÑOR tienen su corazón preparado y, en su
presencia se humillan, diciendo: Abandonémonos en las manos del SEÑOR, y no en
la de los hombres; porque, como es su grandeza, así es su misericordia.
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