La limosna
No rechaces al hombre afligido que te suplica ni vuelvas la
cara al necesitado, no des motivo a nadie para que te maldiga.
Pues si te maldice en la amargura de su alma, su creador lo
escuchará.
Hazte amar por tu comunidad y baja la cabeza delante de tu
jefe.
Escucha al pobre y respóndele con palabras buenas. Arranca
al explotado de manos del opresor. No te acobardes cuando haces justicia. Se
para los huérfanos como un padre, y como un marido para su madre. Entonces serás
para el Altísimo como un hijo y te amará mas que tu madre.
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