Siracides 12
Pues el propio Altísimo tiene horror de los pecadores y devolverá
la venganza a los impíos.
Da al hombre bueno, pero no vayas en ayuda del pecador.
El amigo no se volverá adversario en la prosperidad ni en la
adversidad se ocultara el enemigo.
Cuando el hombre es feliz, sus enemigos se desaniman; cuando
es desdichado, hasta sus amigos lo
abandonan.
No te fíes jamás de un enemigo; así como el bronce se cubre
de oxido, así hace su maldad.
Aunque haga el humilde y camine agachado, cuídate y desconfía
de el; mas bien obra con el mas bien como quien pule el bronce, sábete que su moho
no resistirá hasta el fin.
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