Siracides 14 Ganar la vida sin avaricia ni codicia
El corazón del hombre se refleja en el rostro, sea para bien
o para mal.
Un corazón alegre, una cara feliz; difícilmente lo
encontraras.
¡Feliz el hombre que no peco en sus palabras ni esta
atormentado por el remordimiento de sus faltas!
Feliz a quien su conciencia no condena y que no decayó de su
esperanza.
Al avaro no le sienta bien la riqueza; tampoco los bienes al
envidioso. El que atesora a costa de privaciones, atesora para los demás otros
gozaran de sus bienes.
El que es malo consigo mismo ¿con quien será bueno? No goza
de sus riquezas.
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