Cómo deben
ser el obispo y los diáconos
Si alguien aspira al cargo de obispo, no
hay duda que ambiciona algo muy eminente. Es necesario, pues, que el obispo sea
irreprochable, casado una sola vez, casto, dueño de si, de buenos modales, que
acoja fácilmente en su casa y con capacidad para enseñar. No debe ser bebedor
ni peleador, sino indulgente, amigo de la paz y desprendido del dinero. Que
sepa gobernar su propia casa y mantener a sus hijos obedientes y bien criados.
Pues si no sabe gobernar su propia casa, ¿Cómo
podrá guía a la asamblea de DIOS?
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