Los falsos
maestros (Timoteo 1)
Ya sabemos que la ley es buena siempre que
tengamos presente su finalidad. La ley no fue instituida para los justos, sino
para la gente sin ley, para los rebeldes, impíos y pecadores, para los
irreligiosos, para los parricidas y asesinos; para los libertinos, para los que
tienen relaciones homosexuales, los traficantes de seres humanos, los
mentirosos y los que juran en falso.
Habría que añadir todos los demás pecados
que van en contra de la sana doctrina, según el Evangelio glorioso de DIOS bienaventurado, tal como a mi me fue
encargado.
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