La primera
comunidad (Hechos 2)
Eran asiduos a las enseñanzas de los Apóstoles,
a la convivencia fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones.
Toda la gente sentía un Santo temor, ya que
los prodigios y las señales milagrosas se multiplicaban por medio de los apóstoles.
Todos los que habían creído vivían unidos; compartían todo cuanto tenían, vendían
sus bienes y propiedades y repartían todo el dinero entre todos según las
necesidades de cada uno.
Todos los días se reunían en el templo con
entusiasmo, partían el pan en sus casas, y compartían la comida con alegría, y
con gran sencillez en el corazón. Alababan a DIOS y se ganaban la simpatía de
todo el pueblo; Y el SEÑOR agregaba cada día a la comunidad a los que se iban
salvando.
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