Romanos 6
Así, pues, si hay una muerte para el pecado
que es para siempre, también hay un vivir que es vivir para DIOS. Así ustedes
también deben considerarse a si mismos muertos para el pecado y vivos para DIOS
en CRISTO JESUS.
NO dejen que el pecado tenga poder en este
cuerpo (¡ha muerto!) y no obedezcan a sus deseos. No le entreguen sus miembros,
que vendían ser como armas perversas al
servicio del pecado. Por el contrario, ofrézcanse ustedes mismo a DIOS, como
quienes han vuelto de la muerte a la vida, y que sus miembros sean armas santas
al servicio de DIOS. El pecado ya no los volverá a dominar, pues no están bajo
la ley, sino bajo la gracia.
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