Salmo 55
Oh DIOS, pon atención a mi plegaría,
No desatiendas mis suplicas.
Atiéndeme y respóndeme,
Me agito lamentándome y gimiendo,
Al oír la voz del enemigo
Y las amenazas del impío.
Con sus aullidos me ensordecen
Y me persiguen con alevosía.
Mi corazón se estremece en mi pecho,
Una angustia mortal me sobrecoge;
Me invade el miedo y el terror
Y el pavor me atenaza. Y yo dije:
Si tuviera alas de paloma
Volaría a donde pudiera posarme.
Huiría muy lejos,
Y pasaría la noche en el desierto.
Buscaría un asilo a toda prisa
Contra la tempestad y contra el viento.
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