Proverbios 27
Hijo mío, hazte sabio y me alegraré y podré responder al que
me insulta.
El hombre listo ve la desgracia y se esconde, los simples
siguen adelante a costa suya.
Quítale el vestido, porque afianzó a un extraño, retenlo a
beneficio de los desconocidos.
Al que, en alta voz, desde temprano, bendice a su prójimo, eso
se puede considerar como una maldición.
Gotera que no deja de caer en día de lluvia, y mujer
caprichosa, son iguales. Atajarla es como atenuar el viento y agarrar el aceite
con la mano.
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