Apoc 1, 5-6
Cristo nos amó y nos purificó de nuestros pecados, por medio de su sangre, e hizo de nosotros un reino sacerdotal para Dios, su Padre. Aleluya.
Evangelio Jn 21, 15-19
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Habiéndose aparecido Jesús resucitado a sus discípulos, después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?”. Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. Le volvió a decir por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. Él le respondió: “Sí, Señor, sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas”. Le preguntó por tercera vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”. Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: “Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras”. De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y, después de hablar así, le dijo: “Sígueme”.
Palabra del Señor.
Comentario
Tres negaciones fueron redimidas con tres confesiones de amor. Jesús no se queda en los momentos en que Pedro lo ha abandonado, sino que sigue apostando a su amor por él. ¿Hacemos lo mismo nosotros ante quienes nos han negado en algún momento?
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