Antífona de entrada cf. Sal 47, 10-11
En tu santo templo, Señor, evocamos tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.
Lucas
10; 1 – 9
Después de esto, el SEÑOR eligió a otros
setenta y dos discípulos y los envió de
dos en dos, delante de El, a todas las ciudades y lugares a donde debía ir. Les
dijo: “La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen, pues, al dueño
de la cosecha para que envíe obreros a su cosecha. Vayan, pero sepan que los
envío como corderos en medio de lobos. No lleven monedero, ni bolsón, ni
sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos.
Al entrar a cualquier casa, bendíganla antes diciendo:
La paz sea en esta casa. Si en ella vive un hombre de paz, recibirá la paz que
ustedes le traen, de lo contrario la bendición volverá a ustedes. Mientras se
queden en esa casa, coman y beban lo que les ofrezcan, porque el obrero merece
su salario.
No vayan de casa en casa. Cuando entren a una ciudad
y sean bien recibidos, coman lo que le sirvan, sanen a los enfermos y digan a
su gente: El Reino de DIOS ha venido a ustedes.”
Palabra
del Señor.
Comentario
“Con
frecuencia, los enviados de Jesús serán rechazados por aquellos a quienes
llevan la Buena Noticia. Con la imagen de sacudirse hasta el polvo de los pies,
Jesús les pide a sus mensajeros que no adquieran las mismas actitudes de los
que se oponen al Evangelio” (Luis
Rivas, La obra de Lucas. I.
El Evangelio, Ed.
Agape).
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