Proverbios 8
Ahora, pues, hijos, escúchenme, felices los que siguen mis
caminos.
Escuchen mi enseñanza y háganse sabios, no la desperdicien.
Feliz el hombre que me escucha y se presenta a mi perta cada
día, esperándome a la entrada de mi casa.
Porque el que me encuentra, encuentra la vida; él ha
recibido el favor de YABE.
En cambio, el que me ofende se hiere a si mismo, y todos los
que me odian van a la muerte.
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