lunes, 19 de noviembre de 2012


Eclesiastés 10

Si se oxida un hacha se pone roma y hay que golpear fuerte, pero la ventaja que se obtiene afilándola, eso es sabiduría. Si la serpiente no se deja encontrar y muerde, de nada le sirve al encantador.
Las palabras del sabio despiertan simpatía; en cambio, las del tono solo perjudican. Desde la primera hasta la ultima  palabra solo dice tonterías y estupideces. El tonto multiplica sus palabras, el hombre ignora el porvenir, ¿Quién le dirá lo que le sucederá después? El trabajo cansa al insensato, no sabe ni siquiera ir a la cuidad.

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