Eclesiastés 12
Se suelta el hilo de plata se quiebra la lámpara de oro, y
se estrella el cántaro en la fuente y se quiebra y se rompe la polea del pozo.
Y vuelve el polvo a la tierra donde antes estaba, y el espíritu
retorna a DIOS, porque El es quien se lo dio.
No hay razón, dice el predicador, el Elcesiastés. ¡Todo es
absurdo!
El Elcesiastés, además de que fue un sabio también enseño la
sabiduría al pueblo; meditó, examinó y ordeno muchos proverbios.
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