Sal 118, 85.46
Los malvados dijeron cosas vanas de mí, ignorando tu ley; pero yo daba testimonio de ti delante de los reyes, y no me avergonzaba.
Marcos
12: 18 – 21
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos.
Se acercaron a Jesús unos saduceos,
que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso: “Maestro,
Moisés nos ha ordenado lo siguiente: “Si alguien está casado y muere sin tener
hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda”. Ahora
bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El
segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió
con el tercero; y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos
ellos, murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya
que los siete la tuvieron por mujer?”. Jesús les dijo: “¿No será que ustedes
están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios? Cuando
resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán
como ángeles en el cielo. Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no
han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo:
“Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”? Él no es un
Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error”
Palabra
del Señor.
Comentario
Nuestro
Dios es el Viviente. Abraham, Isaac y Jacob están vivos ante él. La historia
humana no termina en un abismo, sino en la plenitud de comunión con Dios. Eso
será la resurrección: vida eterna en el amor, junto a los que nos precedieron.
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