Sal 26, 7. 9
Escucha, Señor, la voz de mi clamor: no me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.
Mateo
6; 7 – 15
“Cuando pidan a DIOS, no imiten a los paganos con
sus letanías interminables; ellos creen que un bombardeo de palabras hará que
se los oiga. No hagan como ellos, pues antes de que ustedes pidan, Su PADRE ya
sabe lo que necesitan.
Ustedes, pues, recen así: Padre nuestro, que estas
en el cielo, santificado sea tu nombre, vega tu reino, hágase tu voluntad así
en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan que nos corresponde; y perdona
nuestras deudas, como nosotros también perdonamos a nuestros deudores; y no nos
dejes caer en la tentación, sino líbranos del maligno.
Porque si ustedes perdonan a los hombres sus
ofensas, También el PADRE Celestial los perdonara a ustedes. Pero si ustedes no
perdonan a los demás, tampoco el PADRE los perdonara a ustedes.”
Palabra
del Señor.
Comentario
“El
Padrenuestro, que está en el centro del Sermón de la Montaña, pone de
manifiesto la actitud con la que el discípulo debe orar, según el ejemplo del
propio Maestro. La invocación inicial ‘Padre nuestro’, da sentido a las siete
peticiones que siguen: tres para reconocer a Dios y cuatro a favor del orante” (comentario del “Nuevo Testamento”, Biblia de la
Iglesia en América, CELAM).
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